¿Implican las capacidades del CJNG una amenaza al Estado mexicano?
Jorge Tello & Manuel Balcazar
El viernes 17 de julio por la tarde comenzó a circular en chats de mensajería instantánea y en redes sociales un video, presuntamente producido por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) que el mismo día por la noche ocupó espacios importantes en los noticieros y medios nacionales.
En el vídeo se aprecia una columna integrada por 19 o 20 vehículos artillados, algunos de ellos blindados y camuflados, además de varias decenas de hombres con armas largas y cortas, uniformados, con el rostro cubierto, equipo táctico y chalecos con las siglas CJNG, reivindicando pertenecer este grupo, así como subordinarse al “señor Mencho”, presunto líder de esta organización.
La producción y difusión del video ha tenido múltiples interpretaciones sobre sus implicaciones, alcance y significados para todo el Estado mexicano en su conjunto, siendo la reacción instintiva el temor y posible sobredimensionamiento de la “capacidad militar” de este grupo, que efectivamente muestra tener mejores armas y vehículos que algunas policías estatales y muchas corporaciones municipales en México.
Superada la reacción de la sorpresa sobre el video, una evaluación integral debe de considerar los siguientes elementos mínimos: propaganda, capacidad de fuego, organización militar, movilidad, control territorial, cultura de la legalidad, reacciones gubernamentales y adversarios criminales.
Así, para valorar si las capacidades exhibidas en el video por el CJNG implican una amenaza al Estado mexicano, es conveniente tener presente lo siguiente:
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Pareciera una forma de propaganda diseñada para atemorizar a la población, a través del uso de estos medios de comunicación masiva, buscando intimidar para debilitar o vencer a sus adversarios.
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El uso de uniformes, vehículos y armas de combate podría tener connotaciones internacionales e implicar la participación de organismos multinacionales. Solo depende de la bandera que los grupos armados “reivindiquen”. En esta ocasión invocaron al “señor Mencho”, pero de proclamar la justicia social o luchar contra “la opresión”, podría tener implicaciones extraterritoriales.
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El equipo y armamento mostrados no necesariamente dan fuerza ni potencia, lo que le da lo anterior es el adiestramiento en el manejo de cada una de las armas y vehículos exhibidos, así como las tácticas de despliegue. Las fallas de los grupos delictivos, como lo externó el General (Ret) Paulino Jiménez Hidalgo, pueden verse claramente en dos casos:
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- Hace días, un grupo criminal empleó una granada de 40 milímetros en contra de un vehículo de la Guardia Nacional logrando detener el avance del vehículo, pero la granada no se activó, por desconocimiento operativo de los criminales.
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- La misma situación se presentó en el atentado en contra del Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, en donde también los criminales contaban con un arsenal para perpetrar la agresión.
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Ante limitaciones como el adiestramiento y la táctica, pareciera que la técnica de estos grupos es infundir miedo y terror por medios masivos, buscando el sometimiento de autoridades locales, silencio de los ciudadanos e impunidad generalizada.
Frente a este escenario el principal reto de las autoridades es, más allá de someter a una columna criminal armada, ganar la batalla de opinión pública ante un legítimo uso del poder militar nacional para enfrentar a estos grupos, que bajo el principio de proporcionalidad de fuerza puede ser legalmente explicable.
Sin embargo, para que los cuerpos de seguridad del Estado mexicano puedan hacer frente amparados en la legalidad y legitimidad de sus funciones, se requieren autoridades con plena conciencia y disposición de ejercer el “monopolio legítimo de la violencia”, para ordenar la convivencia social y acotar la impunidad.
Finalmente, es evidente que el despliegue criminal mostrado en el video no representa per se una amenaza al Estado mexicano, ya que el problema no es militar, sino político. El tema es que quien tenga que decidir, decida poner orden, nada más y nada menos.